(…)
“Una de las cosas malas que tengo es que nunca me ha importado perder
nada. Cuando era niño, mi madre se enfadaba mucho conmigo. Hay tíos que se pasan días enteros buscando todo lo que pierden. A mí nada me importa lo
bastante como para pasarme una hora buscándolo. Quizá por eso sea un
poco cobarde. Aunque no es excusa, de verdad. No se debe ser cobarde en
absoluto, ni poco ni mucho. Si llega el momento de romperle a uno la
cara, hay que hacerlo. Lo que me pasa es que yo no sirvo para esas
cosas. Prefiero tirar a un tío por la ventana o cortarle la cabeza a
hachazos, que pegarle un puñetazo en la mandíbula. Me revientan los
puñetazos. No me importa que me aticen de vez en cuando —aunque, naturalmente, tampoco me vuelve loco—,
pero si se trata de una pelea a puñetazos lo que más me asusta es ver
la cara del otro tío. Eso es lo malo. No me importaría pelear si tuviera
los ojos vendados. Sé que es un tipo de cobardía bastante raro, la verdad, pero aun así es cobardía. No crean que me engaño”.
(…)
“Antes yo era tan tonto que la consideraba inteligente porque sabía
bastante de literatura y de teatro, y cuando alguien sabe de esas cosas
cuesta mucho trabajo llegar a averiguar si es estúpido o no. En el caso
de Sally me llevó años enteros darme cuenta de que lo era. Creo que lo
hubiera sabido mucho antes si no hubiéramos pasado tanto tiempo
besándonos y metiéndonos mano.”
Por si queréis seguir leyendo más fragmentos. Aunque en la otra entrada de "material complementario" os he puesto el enlace de la novela completa en PDF. También está en película, pero no os puedo decir nada porque no la he visto.
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